La salud bucal es una parte fundamental de nuestro bienestar general, y las limpiezas dentales juegan un papel crucial en el mantenimiento de una sonrisa saludable. Sin embargo, es común que las personas se pregunten si estos procedimientos pueden tener efectos negativos en sus dientes, como el desgaste del esmalte. Esta inquietud es comprensible, ya que todos deseamos proteger la integridad de nuestros dientes mientras buscamos mantenerlos limpios y libres de problemas.

En este artículo, abordaremos una pregunta frecuente en el mundo de la odontología: ¿Desgastan los dientes las limpiezas dentales? Exploraremos los mitos y realidades detrás de esta cuestión y proporcionaremos información valiosa para ayudarte a comprender mejor el proceso de las limpiezas dentales y cómo afectan a la salud de tus dientes. 

 

El proceso de una limpieza dental

La limpieza dental, también conocida como profilaxis dental, es un procedimiento estándar que los dentistas higienistas dentales realizan de manera rutinaria para mantener la salud bucal de sus pacientes. 

Comprender en qué consiste este proceso puede ayudarte a sentirte más cómodo y seguro cuando te sometas a una limpieza dental. A continuación, te explicamos el proceso paso a paso:

  1. Evaluación inicial: Antes de comenzar la limpieza dental, el dentista o higienista dental realizará una evaluación inicial de tu salud bucal. Esto puede incluir la revisión de tu historial médico y dental, la toma de radiografías si es necesario y la discusión de cualquier preocupación que puedas tener.
  2. Eliminación de la placa dental: El siguiente paso implica la eliminación de la placa dental y el sarro acumulados en tus dientes. La placa es una capa invisible y pegajosa de bacterias que se forma constantemente en tus dientes. Si no se retira, puede conducir a problemas como caries y enfermedad de las encías. El sarro se forma cuando esa placa se mantiene en el tiempo y se calcifica. El higienista dental utilizará herramientas especiales, como un limpiador ultrasónico o un raspador manual, para eliminar suavemente la placa y el sarro.
  3. Pulido dental: Después de la eliminación de la placa y el sarro, se llevará a cabo una limpieza profunda de tus dientes con una pasta dental especial y una herramienta giratoria. Esto ayudará a eliminar cualquier mancha superficial y ayudará a prevenir la acumulación de placa en el futuro.
  4. Instrucciones de higiene oral y recomendaciones: Después de completar la limpieza, revisaremos tu técnica de cepillado para ayudarte a mejorarla todo lo posible. El dentista o higienista dental también puede proporcionarte recomendaciones específicas para el cuidado dental en el hogar, como enjuagues o pastas específicas, y uso de hilo dental, para mantener tus dientes y encías saludables hasta tu próxima visita.

 

¿Puede el esmalte dental dañarse durante una limpieza dental?

Es una pregunta que a menudo surge en la mente de quienes se someten a limpiezas dentales regulares. La buena noticia es que las limpiezas dentales, cuando se realizan correctamente por profesionales de la odontología, no dañan el esmalte dental. De hecho, el objetivo principal de una limpieza dental es eliminar la acumulación de placa y sarro que se ha acumulado en los dientes y las encías, lo que en realidad protege tus dientes de daños futuros.

Durante una limpieza dental, el higienista utiliza herramientas especializadas para eliminar cuidadosamente la placa y el sarro de tus dientes. Estas herramientas están diseñadas para ser suaves con el esmalte dental, y los profesionales están capacitados para realizar el procedimiento de manera segura. 

Sin embargo, es importante mencionar que el uso inadecuado de herramientas o una presión excesiva por parte del profesional podría, en teoría, causar daño al esmalte. Es por eso por lo que confiar en un profesional cualificado y experimentado es esencial para garantizar que tus limpiezas dentales sean seguras y efectivas.

En algunas ocasiones, después de la limpieza, podemos experimentar una mayor sensibilidad al frío, que nos lleve a creer que nuestros dientes se han desgastados. Pero no es así, esa sensibilidad es inofensiva y transitoria. Desaparecerá en unos días.

 

¿Las limpiezas dentales frecuentes aumentan el riesgo de desgaste?

La frecuencia con la que debemos someternos a limpiezas dentales es una pregunta común en la mente de muchas personas. Algunos temen que someterse a limpiezas regulares pueda provocar el desgaste prematuro de sus dientes. Sin embargo, es importante destacar que las limpiezas dentales realizadas por profesionales capacitados no aumentan el desgaste dental. 

De hecho, estas limpiezas son esenciales para mantener una higiene oral adecuada y prevenir problemas graves como la acumulación de placa y la enfermedad periodontal. La clave está en la comunicación con tu dentista, quien evaluará tus necesidades dentales individuales y determinará la frecuencia adecuada para tus limpiezas. 

 

Conclusión: Mantén tu sonrisa saludable con las limpiezas dentales adecuadas que ofrecemos en nuestra clínica dental

En Clínica Ruiz-Capillas, conocemos la importancia de las limpiezas dentales regulares para preservar la salud bucal de nuestros pacientes. A lo largo de este artículo, hemos aclarado que las limpiezas dentales bien realizadas no desgastan los dientes, sino que, por el contrario, contribuyen a mantenerlos fuertes y libres de problemas. 

Nuestro equipo de profesionales está comprometido en proporcionar un servicio de limpieza dental de calidad, utilizando técnicas avanzadas y cuidado personalizado para cada paciente. Te animamos a programar tus limpiezas dentales en nuestra clínica, donde nos aseguraremos de que cada visita sea una experiencia cómoda y beneficiosa para tu salud oral.

No dejes que las preocupaciones infundadas te impidan cuidar adecuadamente de tu sonrisa. Las limpiezas dentales son una inversión en tu bienestar oral y general, y en nuestra clínica dental, estamos aquí para ayudarte a mantener una sonrisa saludable y hermosa a lo largo de toda tu vida. ¡Contacta con nosotros hoy mismo para programar tu próxima limpieza dental y descubre los beneficios que ofrecemos para tu salud bucal! Tu sonrisa es nuestra prioridad.

La sonrisa es una de las características más distintivas de cada individuo, y a menudo es un reflejo de nuestra salud dental en general. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado por qué algunas personas parecen tener una predisposición natural a tener dientes fuertes y saludables, mientras que otras luchan constantemente con problemas dentales? La respuesta podría estar en nuestros genes.

La genética desempeña un papel fundamental en muchas de las características que heredamos de nuestros padres, desde el color de nuestros ojos hasta la estructura de nuestro cabello. Pero ¿qué sabemos sobre cómo nuestra genética influye en la salud dental? En este artículo, exploraremos a fondo la relación entre la genética y la salud bucal, desentrañando los misterios detrás de lo que heredamos de nuestros padres en términos de nuestros dientes y encías.

¿Qué determina nuestra salud dental? El papel de la genética

Nuestra salud dental es el resultado de una compleja interacción entre múltiples factores, y uno de los aspectos menos comprendidos, pero más influyentes es la genética. Los genes que heredamos de nuestros padres desempeñan un papel crucial en la formación y el mantenimiento de nuestros dientes y encías. Veamos cómo la genética influye en nuestra salud bucal de varias maneras.

  • Predisposición a enfermedades dentales

Algunas personas parecen ser más propensas que otras a desarrollar ciertas enfermedades dentales, como las caries o la enfermedad periodontal. Esta predisposición puede ser en gran parte atribuida a la genética. Los genes pueden influir en la resistencia del esmalte dental, la producción de saliva y la respuesta inmunológica de las encías, todos estos factores influyen en nuestra susceptibilidad a las enfermedades bucales.

  • Formación de dientes y alineación dental

La forma y alineación de nuestros dientes también están influenciadas por la genética. Los genes determinan el tamaño de los dientes y de los huesos maxilares y estos dos factores condicionan la posición de los dientes en la mandíbula y la forma en que erupcionan. Esto puede influir en la maloclusión dental (mala alineación de los dientes) o en la necesidad de ortodoncia.

  • Salud de las encías

La enfermedad periodontal, que incluye la gingivitis y la periodontitis, puede tener un componente genético significativo. Los genes pueden afectar la respuesta de nuestro cuerpo a las bacterias que causan enfermedades en las encías, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas periodontales.

  • Salud ósea

Los genes también desempeñan un papel en la densidad ósea de la mandíbula y el maxilar, lo que afecta la estabilidad de los dientes y la salud general de la boca. La genética puede influir en la propensión a la pérdida ósea y la reabsorción que puede llevar a la pérdida de dientes.

 

Herencia genética y predisposición a enfermedades dentales

La genética desempeña un papel fundamental en la determinación de nuestra predisposición a desarrollar enfermedades dentales a lo largo de nuestra vida. La herencia genética puede influir en varios aspectos clave que afectan la salud bucal. Por ejemplo, algunos individuos pueden heredar genes que les brindan un esmalte dental naturalmente más resistente, lo que les otorga una mayor protección contra las caries. 

En contraste, aquellos con una predisposición genética a un esmalte más débil pueden ser más propensos a las caries a lo largo de su vida. Además, la producción de saliva, esencial para mantener la salud bucal, también puede estar influenciada por la genética. Algunas personas pueden producir naturalmente más saliva, lo que las protege de las caries y la sequedad bucal, mientras que otras pueden tener una producción limitada, aumentando su riesgo de problemas dentales.

La respuesta inmunológica de las encías a las bacterias que causan enfermedades periodontales también puede verse afectada por la genética. Esto significa que algunas personas pueden ser más susceptibles a la inflamación de las encías y a la periodontitis debido a su predisposición genética. Además, la sensibilidad dental, que puede causar molestias al consumir alimentos o bebidas frías, calientes o dulces, también puede ser influenciada por factores genéticos.

 

Genes y la salud de las encías: ¿Cómo influyen en la periodontitis?

La salud de nuestras encías y su predisposición a la periodontitis también están influenciadas por nuestros genes. La periodontitis, una enfermedad de las encías que puede conducir a la pérdida de dientes, puede tener un componente genético importante. 

Algunas personas pueden heredar genes que las hacen más propensas a una respuesta inflamatoria excesiva a las bacterias en la boca, lo que aumenta su riesgo de desarrollar periodontitis. Además, los genes pueden influir en la capacidad del sistema inmunológico para combatir las infecciones en las encías, lo que puede afectar la gravedad y la progresión de la enfermedad periodontal.

 

Genética y la propensión a las caries: ¿Qué debemos saber

La predisposición genética desempeña un papel importante en la propensión de una persona a desarrollar caries dental. Los genes pueden influir en la resistencia natural del esmalte dental, la capacidad de combatir las bacterias en la boca y la producción de saliva, todos factores clave en la formación de caries. 

Algunas personas pueden heredar genes que les brindan un esmalte dental más fuerte y una mayor capacidad de neutralizar los ácidos producidos por las bacterias, lo que les protege de las caries. Por otro lado, aquellos con una predisposición genética a un esmalte más débil y una menor producción de saliva pueden ser más susceptibles a la formación de caries, incluso si mantienen una buena higiene bucal.

Es importante destacar que, aunque la genética juega un papel en la propensión a las caries, los hábitos de cuidado dental y la dieta siguen siendo factores fundamentales. Mantener una rutina regular de cepillado, uso de hilo dental y visitas al dentista, junto con una dieta equilibrada y baja en azúcares, es esencial para prevenir las caries, independientemente de la predisposición genética. Comprender la influencia de la genética en la salud bucal puede ayudar a las personas a tomar decisiones informadas sobre su cuidado dental y adoptar medidas preventivas adecuadas.

 

Cómo comprender y gestionar los riesgos genéticos para una mejor salud dental

Si bien la genética puede influir en nuestra predisposición a enfermedades dentales, no estamos completamente a merced de nuestros genes cuando se trata de nuestra salud dental. Hay pasos que podemos tomar para comprender y gestionar los riesgos genéticos y lograr una mejor salud bucal.

  1. Conciencia personal: El primer paso es tomar conciencia de tu historia familiar y tus propios factores de riesgo genético. Si tienes antecedentes familiares de enfermedades dentales, es importante prestar una atención especial a tu cuidado dental y mantener un seguimiento regular con un dentista.
  2. Mantén una buena higiene bucal: Independientemente de tu predisposición genética, mantener una rutina sólida de higiene bucal es esencial. Cepíllate los dientes tres veces al día, usa hilo dental a diario y enjuágate con un colutorio bucal recomendado por tu dentista.
  3. Visitas regulares al dentista: Las visitas regulares al dentista son fundamentales para detectar y abordar cualquier problema dental a tiempo. Un profesional de la salud dental puede proporcionarte orientación específica sobre cómo cuidar tus dientes en función de tus necesidades genéticas.
  4. Dieta saludable: Limita el consumo de azúcares y alimentos y bebidas ácidas que puedan dañar el esmalte dental. Opta por una dieta equilibrada rica en frutas y verduras, que proporcione nutrientes esenciales para la salud dental.
  5. Considera la ortodoncia: Si tienes predisposición genética a problemas de alineación dental, considera una evaluación temprana por parte de un ortodoncista. La ortodoncia puede corregir problemas de alineación y mejorar la salud bucal.
  6. Mantén un estilo de vida saludable: Evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol también puede beneficiar tu salud dental. El tabaco y el exceso de alcohol aumentan el riesgo de enfermedades bucales.

 

Mantener una Sonrisa Saludable, Independientemente de la Genética

En este viaje a través de la relación entre la genética y la salud dental, hemos descubierto que nuestros genes desempeñan un papel en nuestra predisposición a enfermedades dentales. Sin embargo, es fundamental recordar que nuestra genética no define nuestro destino dental por completo. Con el conocimiento adecuado y las prácticas de cuidado dental apropiadas, podemos mantener una sonrisa saludable y radiante a lo largo de toda la vida.

La clave reside en la educación, la conciencia y la acción. Con la atención adecuada a la higiene bucal, visitas regulares al dentista y una dieta equilibrada, podemos contrarrestar los riesgos genéticos y promover la salud de nuestros dientes y encías. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de influir en nuestra salud dental, independientemente de la predisposición genética.Si deseas obtener orientación específica sobre tu salud dental o tienes preguntas adicionales sobre cómo cuidar tus dientes de manera efectiva, no dudes en contactar a nuestro equipo de expertos en odontología. En Clínica Ruiz-Capillas estamos para ayudarte a mantener tu sonrisa en su mejor estado posible y a responder a cualquier consulta que puedas tener. Juntos, podemos trabajar para garantizar que tu salud dental sea óptima, independientemente de la genética que heredaste. ¡No esperes más para tomar el control de tu salud bucal!

Fumar es un hábito dañino para la salud de los seres humanos. Tal afirmación es reconocida incluso por los propios consumidores de tabaco. Sin embargo, debido a que los efectos perjudiciales de su consumo suelen manifestarse a la larga, la mayoría de los fumadores no le dan importancia a su adicción hasta que ya no tiene solución.

Por tanto, resulta fundamental que las personas fumadoras visiten al dentista con regularidad. La supervisión continua de un profesional ayuda a mantener los dientes y las encías sanas, además de detectar con rapidez los posibles signos de cáncer en la boca. 

Se calcula que cerca de 1.000 millones de personas morirán a lo largo de este siglo a causa del tabaco. Los fumadores tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad de las encías (periodontitis) de manera avanzada que aquellos que se mantienen alejados del tabaco. Conozcamos ahora cuáles son las consecuencias perjudiciales para la boca de esta práctica tan poco saludable.

 

 

5 efectos negativos habituales del tabaco para la boca

 

 

 

 

  • Manchas en los dientes

El consumo de cigarrillos afecta el esmalte de los dientes con el humo y los residuos químicos. Con el tiempo los dientes adquieren un tono amarillento que puede llegar a ser marrón, en función del consumo de cada persona. 

Para tratar de hacerle frente a esta poco estética secuela del tabaco es importante un cepillado regular. Cuando ya se han teñido excesivamente los dientes, será necesario limpiarlos mediante una limpieza profesional por parte de la higienista. Los tratamientos blanqueadores pueden servir como parche temporal, pero si se continúa fumando, las manchas en los dientes suelen volver a aparecer con el tiempo.

  • Enfermedad de las encías

Las bacterias y restos de comida acumulados en la boca, conocidos como placa dental, pueden provocar esta enfermedad. Cuando no se elimina de los dientes y de las encías, termina endureciéndose y convirtiéndose en sarro. La placa y el sarro irritan las encías que rodean los dientes. El humo del tabaco en la boca cambia la flora bacteriana convirtiéndose en más agresiva y favoreciendo la aparición de periodontitis.

Es una de las enfermedades que más riesgo tienen de padecer los fumadores habituales. Si no se trata puede tener lugar la destrucción del hueso en el que se apoyan los dientes. Las piezas dentales entonces pueden empezar a moverse.

  • Cambios en el paladar

Más conocido como paladar del fumador, se trata de una afección en la que el paladar se vuelve grueso, con una piel blanca y dura. Aunque es típico de los grandes fumadores en pipa, los consumidores de cigarrillos también lo padecen.

  • Debilitación del sistema inmunitario

No es raro encontrar a personas que piensan que la boca apenas tiene que ver con su sistema inmunológico. Craso error. La boca desempeña un papel fundamental a la hora de mantener el cuerpo sano. Es la primera línea de defensa del cuerpo frente a las bacterias que transmiten los alimentos.

En el caso de las personas fumadoras, el consumo de tabaco dificulta la cicatrización de pequeños cortes y abrasiones. De esta manera, las bacterias tienen más oportunidades de afectar a la salud.

  • Cáncer de boca

Sin duda es la mayor preocupación que pueden tener los fumadores. Los estudios médicos realizados hasta la fecha demuestran que el tabaco incrementa la multiplicación de las células cancerosas. Cerca del 80% de pacientes con cáncer oral han declarado haber fumado durante alguna etapa de sus vidas. 

Desde la Clínica Ruiz-Capillas recomendamos a los fumadores un cambio de actitud en pos de una vida más saludable. Pueden intentar dejar un hábito tan nocivo probando con parches o chicles de nicotina y realizando ejercicio físico que les ayude a sanear el cuerpo. 

Llegó el verano. Una época cargada de oportunidades para relajarnos y disfrutar por fin de unos cuantos días con la familia, en pareja, con amigos… El calor es un estímulo para que refresquemos nuestro cuerpo en el agua, pero también puede convertirse en un riesgo a tener muy en cuenta.

Los problemas bucales más comunes en verano están vinculados a menudo con el abandono de los hábitos de higiene dental que mantenemos durante el resto del año. En dicho periodo estival se produce un aumento de las bacterias patógenas en la boca motivada por dicho cambio de rutinas diarias.

Las vacaciones propician horarios muy diferentes a los habituales, con temperaturas altas que dan lugar a un aumento del consumo de bebidas azucaradas y de alcohol. Estas dos son algunas de las causas que elevan el riesgo de sufrir patologías dentales en nuestro periodo de descanso. Conozcamos las principales más detalladamente.

Problemas bucales más frecuentes en verano

  • Calor

La dentadura reacciona a temperaturas extremas de calor si ya existen problemas previos. Es decir, el clima caluroso activa las infecciones no tratadas. Por ejemplo, las bacterias de una pieza dental con caries aprovechan el calor y generan inflamaciones crónicas en aquellos tejidos que circundan al diente. Hecho que suele dar lugar a un fuerte dolor de muelas.

 

  • Deshidratación

Al aumentar la temperatura corporal debido al calor, la deshidratación suele producirse en esta época del año. Es fundamental hidratarse con líquidos para equilibrar la disminución de agua en el cuerpo. También consumir muchas frutas y verduras.

La salud bucodental resulta afectada por la deshidratación al reducirse el flujo salival. Los dientes y encías se resecan cuando los niveles de salivación son bajos. La sequedad bucal es un claro indicador de deshidratación y pérdida de minerales.  En este contexto, los tejidos orales pasan a convertirse en el caldo de cultivo ideal para la proliferación de bacterias y que surjan enfermedades dentales. Sus efectos secundarios pueden ser mareos, fiebres, piel seca…

 

  • Exceso de azúcares y ácidos en los refrescos

Para hacer frente a la deshidratación hay gente que prefiere beber zumos de frutas, refrescos o gaseosas. El problema radica en la presencia en estas bebidas de excesivos componentes azucarados y ácidos, los cuales son perjudiciales para los dientes al alimentar a las bacterias de la boca. El consumo excesivo de helados, junto con el de bebidas azucaradas, puede hacer que desarrollemos caries o la enfermedad periodontal o de las encías.

 

  • Aumento del riesgo de pequeños traumatismos dentales

Sobre todo, en los niños. Al disponer de muchas más horas para jugar o realizar actividades físicas, crece también el riesgo caerse o lesionarse. Los pequeños traumatismos dentales suelen ser astillas o grietecillas en la superficie dental, generalmente de escasa importancia.

Pero hay que estar siempre atentos, sobre todo cuando se trata de microlesiones continuadas en la superficie dental. Cuando van acompañadas de altas temperaturas pueden generar problemas, como por ejemplo la sensibilidad dental. Si no se trata a tiempo (también puede estar causada por el consumo excesivo de helados y bebidas azucaradas), en algunos casos provoca que los niños dejen de comer, ocasionando así trastornos alimenticios.

Una vez que ya tenemos claros cuáles son los problemas bucales más comunes en verano, desde la Clínica Ruiz-Capillas recomendamos mantener la rutina de higiene dental habitual durante el resto del año. La hidratación es mejor realizarla con bebidas naturales en lugar de con azucaradas, evitar los alimentos ácidos y hacerse una revisión dental a mediados de verano para que un profesional confirme si los dientes están sanos o no.

 

La salud de la boca es tan importante como puede ser la del resto de nuestro cuerpo. Cuando no se cuida adecuadamente puede llevar a desarrollar cardiopatías o problemas de diabetes, entre otros.

El número de personas en el mundo que han pasado ya más de seis décadas no deja de incrementarse año tras año. Afortunadamente, cada vez son más los integrantes de este grupo poblacional con la mayoría de sus piezas dentales intactas. Ello es debido a tres causas principales: mejor atención sanitaria bucodental, una tecnología dental avanzada, así como una concienciación de la importancia de la higiene bucodental. La fluoración artificial del agua comunitaria supone también una medida eficaz para la profilaxis colectiva de la caries dental.

No obstante, son también muchas las personas mayores que no le prestan atención al mantenimiento de la salud bucodental. Bien porque no lo consideran primordial, bien porque no quieren perder tiempo o están más centrados en otros problemas de salud.

 

La importancia de visitar al dentista

En Clínica Dental Ruiz-Capillas nunca nos cansaremos de decir que la visita periódica al dentista es fundamental para cualquier persona. El examen y recomendaciones del profesional de la odontología sirven para identificar y atajar posibles problemas de salud bucodental antes de que se conviertan en un obstáculo mayor. Además, en una revisión dental, es posible diagnosticar precozmente enfermedades generales de otras partes del cuerpo. Cuanta más edad se tiene, más necesaria es la visita periódica.

 

Problemas bucales habituales entre las personas mayores

  •         Boca seca

Si bien la boca seca no forma parte del proceso de envejecimiento, como sí lo es el deterioro cognitivo, con la edad es habitual que surja este problema. Muchas personas mayores no generan suficiente saliva para mantener la boca húmeda, lo que puede dar lugar a dificultades a la hora de masticar, tragar o incluso hablar.

La saliva facilita la protección de la boca frente a las bacterias. Por lo tanto, la sequedad bucal conlleva el incremento del riesgo de padecer caries.

Las causas habituales de la sequedad de la boca son:

 La ingesta de medicamentos para tratar enfermedades como la depresión o el colesterol a veces, como efecto secundario, provocan la sequedad bucal.

Radiación o quimioterapia.

Lesiones en la cabeza o el cuello.

 

  •         Enfermedad de las encías

Consiste en la inflamación de las encías y del tejido que sujeta a los dientes al acumularse placa bacteriana debajo y a lo largo de la línea de las encías. Cuando es leve, las personas mayores pueden solucionar el problema por medio de una correcta y constante higiene dental.

Cepillado de dientes y uso de hilo dental es el secreto. También lo es la visita al dentista para comprobar su evolución y tomar medidas para evitar que la enfermedad derive en periodontitis.

 

  •         Dolor de boca

Quien más, quien menos lo ha sufrido alguna vez, independientemente de la edad. No obstante, conforme se cumplen años puede surgir más a menudo, dificultando la ingestión de alimentos.

A veces las personas mayores dejan de comer de pronto, sin motivo aparente que justifique su desgana. Sin embargo, no es por falta de apetito sino por el dolor que le provoca alguna pieza dental. Por ello es importante estar atento a la actitud de nuestros familiares mayores y llevarlos al dentista para que identifique el problema. 

 

  • Pérdida de dientes

Una correcta alimentación es clave para gozar de buena salud y para la longevidad. Para ello es necesario tener dientes suficientes y en buen estado. Recomendamos reponer las piezas que se pierdan por caries o enfermedad periodontal mediante prótesis o implantes para garantizar la adecuada nutrición de nuestros mayores.

 

  •         Llagas o abrasiones bucales sin cicatrizar

El riesgo de sufrir cáncer de boca se incrementa pasados los 55 años. Hay que estar muy atento a cualquier llaga o ulceración que nunca termina de cicatrizar. Este es un indicio muy a tener en cuenta ya que el dolor no es un síntoma precoz de la enfermedad.

La prevención es la mejor manera de que las personas mayores se curen en salud. Cepillarse los dientes y usar hilo dental debe ser una costumbre cotidiana. También, por supuesto, estar atentos a cualquier cambio que se produzca en su boca y visitar al dentista al menos una vez al año para conocer con exactitud el estado de nuestra salud bucodental.

Todos conocemos e incluso solemos dar por válidas numerosas afirmaciones relativas a la salud únicamente porque siempre las hemos escuchado. Parece que la frase atribuida a Goebbels de “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” al final termina cumpliéndose.

Los mitos dentales pueden dar lugar a que conservar nuestra salud dental se convierta en todo un reto. Al creerlos resulta fácil malinterpretar ciertos aspectos de los tratamientos y del cuidado de la salud bucodental y perjudicarnos a nosotros mismos.

Por tanto, ante cualquier duda, lo más apropiado es consultar con un profesional de la odontología para que nos indique qué hay de cierto o falso en aquello que hemos leído o nos han contado. 

Conozcamos entonces algunos de los mitos dentales más populares, así como por qué no debemos hacerles caso. Identificar la diferencia entre los mitos y los hechos científicamente comprobados ayudará sin duda a mantener la calidad de nuestra salud bucodental. 

 

Los mitos sobre salud bucodental más populares


  • El blanqueamiento dental puede dañar los dientes

La leyenda urbana asegura que con este tratamiento se puede dañar el esmalte de los dientes. Mito que podría resultar cierto sólo en aquellos casos en los que el blanqueamiento dental no tenga lugar bajo la experta supervisión del profesional de la odontología.

 

Lo mismo ocurre con los productos de blanqueamiento dental de venta libre que no han sido recomendados por nuestro dentista. Pueden contener ingredientes ácidos que sí dañen el esmalte de los dientes. Por tanto, el tratamiento de blanqueamiento dental es totalmente seguro siempre que se realice bajo la supervisión de un profesional. 


  • El azúcar es el principal causante de las caries

Es un mito de los más clásicos. Casi todo el mundo cree que constituye la principal causa de las caries. Sin embargo, pese a que juega un papel muy importante en la formación de las caries, las bacterias de la boca son la causa principal de las mismas. 

 

Las bacterias se alimentan de carbohidratos y azúcares para producir ácidos, los cuales atacan al esmalte y propician las caries. 

 

  • Los dientes de leche no son definitivos por lo que no hay preocuparse por ellos

Craso error. Estos dientes primarios son muy importantes a la hora de guiar los dientes permanentes respecto a su dirección y salud. El cuidado incorrecto de los dientes de leche puede afectar al desarrollo del habla y a la nutrición del niño.


  • La pérdida de dientes es genética

Otro mito muy extendido. Muchas personas creen que no pueden evitar la pérdida de sus piezas dentales debido a su historial genético. Es falso. La pérdida de dientes es totalmente prevenible. En la mayoría de las situaciones, el origen de la caída se debe a enfermedades como la caries. 

 

Los dientes sanos se consiguen siguiendo buenas prácticas de higiene bucal. Un cepillado minucioso, uso de hilo dental, visitas regulares a nuestro dentista y el cumplimiento de sus recomendaciones ayuda a disfrutar de unos dientes sanos de por vida. 


  • Cuanto más fuerte nos cepillemos los dientes, más limpios quedarán

Es común la creencia de que solo con cepillarnos asiduamente los dientes nuestra salud dental estará a salvo. Aunque el cepillado sin duda es fundamental, no es suficiente. Para conseguir una higiene perfecta debemos limpiar los espacios entre dientes con hilo o cepillo interdental.

 

Además, hay quienes se cepillan los dientes con mucha fuerza para, según el mito, eliminar así todos los restos de comidas y bacterias existentes, puediendo llegar a dañar el esmalte y la encía. 


  • Usar enjuagues bucales con alcohol después de cada comida es lo más apropiado

Pues no. El alcohol es deshidratante y destruye todos los microorganismos de la boca, hasta las bacterias buenas. Además, puede generar úlceras y acabar con los empastes de las caries. Cuando el uso de enjuagues bucales con alcohol es excesivo incluso es posible desarrollar un cáncer oral. 


  • Las mujeres embarazadas no deben ir al dentista

La visita es segura cuando se trata de limpiezas rutinarias o revisiones. También es posible empastar las caries antes de que se produzca el nacimiento del bebé. 

 

El profesional de la odontología ayuda además con cualquier síntoma vinculado al embarazo que la futura mamá experimente. Por ejemplo, las hormonas asociadas al embarazo incrementan el riesgo de sufrir enfermedades en las encías, como la gingivitis.


  • Las radiografías dentales son peligrosas

Contrariamente a la creencia popular, la radiación en pequeñas dosis es totalmente segura. La cantidad de radiación a la que nos exponemos durante una radiografía dental es mínima, muy inferior a la que recibimos, por ejemplo, durante un vuelo nacional.

 

Este tipo de radiografías son muy importantes para el control de nuestra salud bucodental tanto a corto como a largo plazo. Además, los protocolos de seguridad garantizan que la exposición a la radiación nunca pueda causar problemas de salud. 

Llevar un estilo de vida saludable nos ayuda a estar bien con nosotros mismos, tanto mental como físicamente. Evitar los excesos alimenticios, deportivos o laborales permite mantener un equilibrio vital que afecta positivamente a nuestro estado de ánimo.

Hacer ejercicio es importante para cuidar de la salud física. Pero la salud dental, aunque a veces se tiene menos en cuenta, es igual de importante para conseguir que nuestro cuerpo conforme un todo saludable. Practicar una correcta higiene dental resulta clave para que la boca, los dientes y las encías se conserven sanos.

Los malos hábitos bucales propician con el tiempo la aparición de caries, úlceras, maloclusión o enfermedades periodontales. Abandonar aquellas prácticas que resultan perjudiciales para nuestra salud bucodental es tan factible como necesario. Solo hay que proponérselo y ser constantes.

Hábitos orales que debes erradicar

  • Apretar la mandíbula o rechinar los dientes

Puede ocurrir durante el día o mientras duermes por la noche. Mientras que la presión de apretar a mandíbula es posible que genere abscesos dentales y daños en las encías, el rechinar de dientes provoca su desgaste.

Probablemente tu dentista te recomendará el uso de un protector bucal para usar mientras duermes y aliviar así la presión de tus dientes y encías.

  • Morderte los labios

A priori puede considerarse como una costumbre vinculada con la ansiedad. Sin embargo, desde una perspectiva dental esta acción también puede ser debida a una mordida desalineada. Un tipo de mordida que únicamente ejerce presión sobre unos pocos dientes. Con el tiempo, este mal hábito en ocasiones da lugar a que los dientes se astillen o incluso se rompan.

Para ponerle solución primero es preciso identificar los factores desencadenantes del mismo. También es recomendable practicar ejercicios de relajación muscular progresiva con el objetivo de liberar la tensión de los músculos de la mandíbula.

  • Morderte las uñas

Como el anterior hábito, está vinculado a menudo con la ansiedad y el estrés. Las raíces de los dientes pueden debilitarse con esta costumbre, incrementando la posibilidad de que el hueso de la mandíbula las reabsorba y el diente se caiga. Hay que tener en cuenta también que bajo las uñas hay bacterias que pueden pasar a la boca y afectar a las encías.

Mantenerlas cortas evita a menudo la tentación de morderlas. Cuando la fuerza de voluntad no es suficiente, existen líquidos transparentes y amargos para cubrirlas que quitan las ganas tras contacto con la boca.

  • Morder en el hielo

Aunque puede servir de alivio instantáneo cuando hace mucho calor, la temperatura de congelación del hielo puede dañar la superficie del esmalte dental, originando fracturas o problemas dentales más importantes.

Es cierto que el hielo triturado genera menos impacto en los dientes. No obstante, lo mejor es evitar comer o morder alimentos en estado de congelación.

  • Usar tus dientes como herramientas.

Es bastante común utilizar nuestra dentadura para abrir una bolsa de plástico, cortar un hilo o incluso quitar la chapa metálica que sella el botellín de cerveza. Parece algo intrascendente, pero usar los dientes para algo para lo que no están diseñados conlleva el riesgo rotura o de lesión de la mandíbula.

La única manera de evitarlo es usar siempre para abrir o cortar cualquier objeto el útil indicado para ello, ya sea un abrebotellas, unas tijeras, un cuchillo…

  • Consumir bebidas carbonatadas

Pese a que resultan muy refrescantes, el exceso de ácido carbónico en tu boca erosiona el esmalte de los dientes y puede generar manchas y caries. Los dientes se van desgastando poco a poco.

Como todo en la vida, en la dosis está el veneno. No está mal tomarlas de vez en cuando, pero la mejor opción es optar por bebidas saludables como el agua o los zumos naturales. Estos últimos contienen menos azúcar y ácido carbónico, ambos perjudiciales para tu dentadura.

  • Utilizar cepillos de dientes de cerdas duras

En tu cepillado de dientes habitual, ¿usas cepillos de cerdas duras? Si es así, su efecto puede ser más perjudicial que beneficioso. La dureza de las cerdas podría desgastar el esmalte de los dientes e impulsar la recesión de las encías. Aumentaría así la sensibilidad dental y favorecería la aparición de las encías.

La acumulación de placa se puede llevar a cabo perfectamente con cepillos de cerdas suaves. Así no dañarás ni dientes ni encías.

  • Fumar

Además de ser perjudicial para salud en general, provoca manchas en los dientes y enfermedades en las encías debido a la placa bacteriana. En el peor de los casos, el consumo de tabaco puede dar lugar al cáncer de boca.

Ante estas expectativas tan poco favorables, lo más lógico es que dejes de fumar cuanto antes. En poco tiempo notarás una mejoría generalizada que no querrás perder ya.

El término piercing es uno de esos anglicismos que han calado con fuerza en nuestro idioma. Su significado literal es perforación, aunque se identifica habitualmente con el pendiente o arete que adorna el cuerpo.

 

Los piercings orales son unos de los más populares. Suelen colocarse en la lengua, los labios, el frenillo o incluso en las mejillas. Aunque mucha gente puede considerar estos adornos como algo inocuo y de moda, lo cierto es que su uso implica un riesgo para la salud bucodental.

 

Desde el dolor a la hora de colocarlo hasta el posible rechazo, el riesgo de infección, la inflamación de las encías o los daños en los dientes. Por ello, es importante conocer los riesgos existentes antes de realizarse esta perforación decorativa.

Riesgos principales de los piercings orales

 

  • Daños en boca y dientes

Hacerse un piercing oral por primera vez puede afectar a la manera de hablar y masticar. Acostumbrarse lleva un tiempo. No obstante, a veces estos cambios inesperados no desaparecen nunca.

 

La culpa es del complejo sistema de nervios existente en la boca y alrededores de la cara. Si el piercing golpea por accidente uno de estos nervios puede generar un entumecimiento temporal o incluso daños nerviosos a largo plazo. Cuando esto último ocurre, el gusto y el habla se ven afectados generalmente.

 

Los dientes también tienen un alto riesgo de sufrir daños. La presencia de un piercing en la boca genera a menudo la costumbre de golpear los dientes con el pequeño trozo de metal. Tal constancia incrementa las posibilidades de astillar una pieza dental o provocar su rotura.

 

  • Enfermedad de las encías

Un cuerpo extraño como el piercing puede generar daño a las encías. Es muy habitual que por la posición en la que está colocado presione o tire de los tejidos blandos de la encía produciendo retracciones que dejan la raíz del diente al descubierto. Además puede facilitar la retención de placa bacteriana derivando en gingivitis, periodontitis y otras enfermedades de encías.

 

 

  • Infección

La perforación realizada con ánimo decorativo a veces es causante de infecciones que generalmente son leves, aunque en ocasiones, si no se tratan, derivan en graves.

 

La boca presenta un entorno ideal para que las bacterias se multipliquen y se desarrollen. De ahí que una infección leve pueda terminar convertida en infección grave. Normalmente, las infecciones vienen acompañadas de una serie de síntomas, como por ejemplo, la hinchazón.

 

Síntomas preocupantes de una infección:

Fiebre

Enrojecimiento

Calor

Dolor

Secreción

 

En el momento en que notemos algunos de estos síntomas es fundamental buscar atención médica.

 

Consejos para reducir los riesgos de los piercings en la boca

 

Investigar bien la reputación y medidas de seguridad del establecimiento en el que se va a realizar la perforación. Profesionalidad e higiene son dos requisitos básicos que no se pueden pasar por alto. Antes de dar el paso, todas las preguntas y dudas sobre la colocación del piercing en la boca tienen que ser respondidas con claridad.

 

Limpiar el piercing y la zona cercana. Como ya hemos indicado, la boca contiene numerosas bacterias, las cuales favorecen la aparición de infecciones al colocar un cuerpo extraño como es un piercing. Por ello hay que limpiarlo regularmente. Después de comer es muy importante enjuagarse bien la boca con algún colutorio específico para evitar que queden partículas de comida adheridas al piercing.

 

No jugar constantemente con el pequeño objeto metálico. El golpeteo continuado con dientes y encías puede provocar daños en la boca.

 

Visitar periódicamente al dentista. La higiene bucal y las visitas periódicas al dentista son necesarias para cuidar de la salud bucodental. Cuando se tiene un piercing oral resultan aún más imprescindibles.

 

  • Morderte las uñas

Como el anterior hábito, está vinculado a menudo con la ansiedad y el estrés. Las raíces de los dientes pueden debilitarse con esta costumbre, incrementando la posibilidad de que el hueso de la mandíbula las reabsorba y el diente se caiga. Hay que tener en cuenta también que bajo las uñas hay bacterias que pueden pasar a la boca y afectar a las encías.

Mantenerlas cortas evita a menudo la tentación de morderlas. Cuando la fuerza de voluntad no es suficiente, existen líquidos transparentes y amargos para cubrirlas que quitan las ganas tras contacto con la boca.

  • Morder en el hielo

Aunque puede servir de alivio instantáneo cuando hace mucho calor, la temperatura de congelación del hielo puede dañar la superficie del esmalte dental, originando fracturas o problemas dentales más importantes.

Es cierto que el hielo triturado genera menos impacto en los dientes. No obstante, lo mejor es evitar comer o morder alimentos en estado de congelación.

  • Usar tus dientes como herramientas.

Es bastante común utilizar nuestra dentadura para abrir una bolsa de plástico, cortar un hilo o incluso quitar la chapa metálica que sella el botellín de cerveza. Parece algo intrascendente, pero usar los dientes para algo para lo que no están diseñados conlleva el riesgo rotura o de lesión de la mandíbula.

La única manera de evitarlo es usar siempre para abrir o cortar cualquier objeto el útil indicado para ello, ya sea un abrebotellas, unas tijeras, un cuchillo…

  • Consumir bebidas carbonatadas

Pese a que resultan muy refrescantes, el exceso de ácido carbónico en tu boca erosiona el esmalte de los dientes y puede generar manchas y caries. Los dientes se van desgastando poco a poco.

Como todo en la vida, en la dosis está el veneno. No está mal tomarlas de vez en cuando, pero la mejor opción es optar por bebidas saludables como el agua o los zumos naturales. Estos últimos contienen menos azúcar y ácido carbónico, ambos perjudiciales para tu dentadura.

  • Utilizar cepillos de dientes de cerdas duras

En tu cepillado de dientes habitual, ¿usas cepillos de cerdas duras? Si es así, su efecto puede ser más perjudicial que beneficioso. La dureza de las cerdas podría desgastar el esmalte de los dientes e impulsar la recesión de las encías. Aumentaría así la sensibilidad dental y favorecería la aparición de las encías.

La acumulación de placa se puede llevar a cabo perfectamente con cepillos de cerdas suaves. Así no dañarás ni dientes ni encías.

  • Fumar

Además de ser perjudicial para salud en general, provoca manchas en los dientes y enfermedades en las encías debido a la placa bacteriana. En el peor de los casos, el consumo de tabaco puede dar lugar al cáncer de boca.

Ante estas expectativas tan poco favorables, lo más lógico es que dejes de fumar cuanto antes. En poco tiempo notarás una mejoría generalizada que no querrás perder ya.

 

Traumatismos, fracturas dentales, enfermedad periodontal, factores congénitos o la presencia de caries son algunas de las razones de la pérdida de dientes en los adultos.

La pérdida de piezas dentales de leche resulta un hecho habitual en los niños. Sin embargo, cuando tiene lugar a una edad adulta, precisa de soluciones inmediatas para prevenir que los vacíos generados puedan dar lugar a otras patologías.

Se conoce como edentulismo a la pérdida parcial o total de piezas dentales. Aunque generalmente la sufren las personas de edad avanzada, lo cierto es que puede afectar también a personas de cualquier edad.

Causas de la pérdida de piezas dentales en adultos

Traumatismos y fracturas dentales

Ante un golpe en un diente, este se puede romper quedando una parte del diente dentro o producirse una avulsión, cuando el diente es expulsado por completo de una pieza.

Enfermedades periodontales

La periodontitis o enfermedad de las encías daña las encías y el hueso que sujeta los diente. El avance silencioso de esta enfermedad puede complicar el diagnóstico temprano. Si no se trata a tiempo puede acabar con el soporte de las piezas dentales y hacer que los dientes se muevan. En casos muy avanzadas el diente es irrecuperable y debe extraerse-

Caries

Las infecciones de la boca suponen un riesgo para la salud general del paciente. Al igual que con las enfermedades periodontales, si no se produce una intervención precoz, la carie puede avanzar destruyendo el diente y derivar en la pérdida del mismo.

Causas congénitas

En algunos pacientes observamos que de nacimiento, algunos dientes no llegan nunca a formarse, esto se llama agenesia dentaria, y puede faltar un solo diente o más de uno.

Qué debemos hacer en estos casos

Lo más importante es actuar desde la prevención y no llegar a perder ningún diente. Para ello, desde la Clínica RuizCapillas recomendamos las revisiones periódicas al dentista y realizar una higiene minuciosa en casa. Son los profesionales los que nos pueden indicar cuál es la patología que presentamos y cuál es el tratamiento más adecuado para curarla.

En el caso de que el diente ya se haya perdido, es importante que se reponga lo antes posible. De lo contrario los dientes contiguos se descolocan migrando hacia el hueco y el diente opuesto se extruye ocupando el espacio del diente perdido.

A largo plazo, el hecho de contar con menos dientes de los necesarios, repercute en la capacidad de masticación afectando a la nutrición y la calidad de vida de las personas.

El cepillo interdental es un cepillo de dientes que se utiliza para eliminar los restos de comida y las bacterias que se acumulan entre los espacios de los dientes.

Un 40% de la placa se acumula entre los dientes por ello debemos recurrir a otros productos de higiene oral como seda dental, colutorios o cepillo interdental.

 

¿Para quién son indicados los cepillos interdentales?

 
La retracción de las encías y la pérdida de hueso provocada por la enfermedad periodontal hacen que los espacios entre dientes se ensanchen y el hilo dental quede demasiado holgado, siendo un remedio insuficiente para eliminar toda la suciedad.
 
Los cepillos interdentales se recomiendan a estas personas como complemento al cepillado clásico. Los pacientes que tienen implantes dentales o que padecen una enfermedad periodontal suelen tener este tipo de problemas.
 

¿Se complementa o sustituye a la seda dental?

 
La seda dental es un complemento muy importante para eliminar la suciedad acumulada entre las piezas dentales, pero ¿debemos utilizar siempre la seda dental? La elección de seda o cepillo interdental vendrá determinada por las dimensiones del hueco que tengamos entre las piezas. Asimismo, de esto también dependerá la elección del tamaño del cepillo interdental.
 
La seda dental está indicada para espacios pequeños entre los dientes, en los que la encía cubre todo el hueco, sin embargo, el cepillo interproximal es la mejor opción cuando queremos eliminar la suciedad acumulada en espacios más grandes donde la seda dental es insuficiente.