La salud de la boca es tan importante como puede ser la del resto de nuestro cuerpo. Cuando no se cuida adecuadamente puede llevar a desarrollar cardiopatías o problemas de diabetes, entre otros.

El número de personas en el mundo que han pasado ya más de seis décadas no deja de incrementarse año tras año. Afortunadamente, cada vez son más los integrantes de este grupo poblacional con la mayoría de sus piezas dentales intactas. Ello es debido a tres causas principales: mejor atención sanitaria bucodental, una tecnología dental avanzada, así como una concienciación de la importancia de la higiene bucodental. La fluoración artificial del agua comunitaria supone también una medida eficaz para la profilaxis colectiva de la caries dental.

No obstante, son también muchas las personas mayores que no le prestan atención al mantenimiento de la salud bucodental. Bien porque no lo consideran primordial, bien porque no quieren perder tiempo o están más centrados en otros problemas de salud.

 

La importancia de visitar al dentista

En Clínica Dental Ruiz-Capillas nunca nos cansaremos de decir que la visita periódica al dentista es fundamental para cualquier persona. El examen y recomendaciones del profesional de la odontología sirven para identificar y atajar posibles problemas de salud bucodental antes de que se conviertan en un obstáculo mayor. Además, en una revisión dental, es posible diagnosticar precozmente enfermedades generales de otras partes del cuerpo. Cuanta más edad se tiene, más necesaria es la visita periódica.

 

Problemas bucales habituales entre las personas mayores

  •         Boca seca

Si bien la boca seca no forma parte del proceso de envejecimiento, como sí lo es el deterioro cognitivo, con la edad es habitual que surja este problema. Muchas personas mayores no generan suficiente saliva para mantener la boca húmeda, lo que puede dar lugar a dificultades a la hora de masticar, tragar o incluso hablar.

La saliva facilita la protección de la boca frente a las bacterias. Por lo tanto, la sequedad bucal conlleva el incremento del riesgo de padecer caries.

Las causas habituales de la sequedad de la boca son:

 La ingesta de medicamentos para tratar enfermedades como la depresión o el colesterol a veces, como efecto secundario, provocan la sequedad bucal.

Radiación o quimioterapia.

Lesiones en la cabeza o el cuello.

 

  •         Enfermedad de las encías

Consiste en la inflamación de las encías y del tejido que sujeta a los dientes al acumularse placa bacteriana debajo y a lo largo de la línea de las encías. Cuando es leve, las personas mayores pueden solucionar el problema por medio de una correcta y constante higiene dental.

Cepillado de dientes y uso de hilo dental es el secreto. También lo es la visita al dentista para comprobar su evolución y tomar medidas para evitar que la enfermedad derive en periodontitis.

 

  •         Dolor de boca

Quien más, quien menos lo ha sufrido alguna vez, independientemente de la edad. No obstante, conforme se cumplen años puede surgir más a menudo, dificultando la ingestión de alimentos.

A veces las personas mayores dejan de comer de pronto, sin motivo aparente que justifique su desgana. Sin embargo, no es por falta de apetito sino por el dolor que le provoca alguna pieza dental. Por ello es importante estar atento a la actitud de nuestros familiares mayores y llevarlos al dentista para que identifique el problema. 

 

  • Pérdida de dientes

Una correcta alimentación es clave para gozar de buena salud y para la longevidad. Para ello es necesario tener dientes suficientes y en buen estado. Recomendamos reponer las piezas que se pierdan por caries o enfermedad periodontal mediante prótesis o implantes para garantizar la adecuada nutrición de nuestros mayores.

 

  •         Llagas o abrasiones bucales sin cicatrizar

El riesgo de sufrir cáncer de boca se incrementa pasados los 55 años. Hay que estar muy atento a cualquier llaga o ulceración que nunca termina de cicatrizar. Este es un indicio muy a tener en cuenta ya que el dolor no es un síntoma precoz de la enfermedad.

La prevención es la mejor manera de que las personas mayores se curen en salud. Cepillarse los dientes y usar hilo dental debe ser una costumbre cotidiana. También, por supuesto, estar atentos a cualquier cambio que se produzca en su boca y visitar al dentista al menos una vez al año para conocer con exactitud el estado de nuestra salud bucodental.

Todos conocemos e incluso solemos dar por válidas numerosas afirmaciones relativas a la salud únicamente porque siempre las hemos escuchado. Parece que la frase atribuida a Goebbels de “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” al final termina cumpliéndose.

Los mitos dentales pueden dar lugar a que conservar nuestra salud dental se convierta en todo un reto. Al creerlos resulta fácil malinterpretar ciertos aspectos de los tratamientos y del cuidado de la salud bucodental y perjudicarnos a nosotros mismos.

Por tanto, ante cualquier duda, lo más apropiado es consultar con un profesional de la odontología para que nos indique qué hay de cierto o falso en aquello que hemos leído o nos han contado. 

Conozcamos entonces algunos de los mitos dentales más populares, así como por qué no debemos hacerles caso. Identificar la diferencia entre los mitos y los hechos científicamente comprobados ayudará sin duda a mantener la calidad de nuestra salud bucodental. 

 

Los mitos sobre salud bucodental más populares


  • El blanqueamiento dental puede dañar los dientes

La leyenda urbana asegura que con este tratamiento se puede dañar el esmalte de los dientes. Mito que podría resultar cierto sólo en aquellos casos en los que el blanqueamiento dental no tenga lugar bajo la experta supervisión del profesional de la odontología.

 

Lo mismo ocurre con los productos de blanqueamiento dental de venta libre que no han sido recomendados por nuestro dentista. Pueden contener ingredientes ácidos que sí dañen el esmalte de los dientes. Por tanto, el tratamiento de blanqueamiento dental es totalmente seguro siempre que se realice bajo la supervisión de un profesional. 


  • El azúcar es el principal causante de las caries

Es un mito de los más clásicos. Casi todo el mundo cree que constituye la principal causa de las caries. Sin embargo, pese a que juega un papel muy importante en la formación de las caries, las bacterias de la boca son la causa principal de las mismas. 

 

Las bacterias se alimentan de carbohidratos y azúcares para producir ácidos, los cuales atacan al esmalte y propician las caries. 

 

  • Los dientes de leche no son definitivos por lo que no hay preocuparse por ellos

Craso error. Estos dientes primarios son muy importantes a la hora de guiar los dientes permanentes respecto a su dirección y salud. El cuidado incorrecto de los dientes de leche puede afectar al desarrollo del habla y a la nutrición del niño.


  • La pérdida de dientes es genética

Otro mito muy extendido. Muchas personas creen que no pueden evitar la pérdida de sus piezas dentales debido a su historial genético. Es falso. La pérdida de dientes es totalmente prevenible. En la mayoría de las situaciones, el origen de la caída se debe a enfermedades como la caries. 

 

Los dientes sanos se consiguen siguiendo buenas prácticas de higiene bucal. Un cepillado minucioso, uso de hilo dental, visitas regulares a nuestro dentista y el cumplimiento de sus recomendaciones ayuda a disfrutar de unos dientes sanos de por vida. 


  • Cuanto más fuerte nos cepillemos los dientes, más limpios quedarán

Es común la creencia de que solo con cepillarnos asiduamente los dientes nuestra salud dental estará a salvo. Aunque el cepillado sin duda es fundamental, no es suficiente. Para conseguir una higiene perfecta debemos limpiar los espacios entre dientes con hilo o cepillo interdental.

 

Además, hay quienes se cepillan los dientes con mucha fuerza para, según el mito, eliminar así todos los restos de comidas y bacterias existentes, puediendo llegar a dañar el esmalte y la encía. 


  • Usar enjuagues bucales con alcohol después de cada comida es lo más apropiado

Pues no. El alcohol es deshidratante y destruye todos los microorganismos de la boca, hasta las bacterias buenas. Además, puede generar úlceras y acabar con los empastes de las caries. Cuando el uso de enjuagues bucales con alcohol es excesivo incluso es posible desarrollar un cáncer oral. 


  • Las mujeres embarazadas no deben ir al dentista

La visita es segura cuando se trata de limpiezas rutinarias o revisiones. También es posible empastar las caries antes de que se produzca el nacimiento del bebé. 

 

El profesional de la odontología ayuda además con cualquier síntoma vinculado al embarazo que la futura mamá experimente. Por ejemplo, las hormonas asociadas al embarazo incrementan el riesgo de sufrir enfermedades en las encías, como la gingivitis.


  • Las radiografías dentales son peligrosas

Contrariamente a la creencia popular, la radiación en pequeñas dosis es totalmente segura. La cantidad de radiación a la que nos exponemos durante una radiografía dental es mínima, muy inferior a la que recibimos, por ejemplo, durante un vuelo nacional.

 

Este tipo de radiografías son muy importantes para el control de nuestra salud bucodental tanto a corto como a largo plazo. Además, los protocolos de seguridad garantizan que la exposición a la radiación nunca pueda causar problemas de salud. 

Llevar un estilo de vida saludable nos ayuda a estar bien con nosotros mismos, tanto mental como físicamente. Evitar los excesos alimenticios, deportivos o laborales permite mantener un equilibrio vital que afecta positivamente a nuestro estado de ánimo.

Hacer ejercicio es importante para cuidar de la salud física. Pero la salud dental, aunque a veces se tiene menos en cuenta, es igual de importante para conseguir que nuestro cuerpo conforme un todo saludable. Practicar una correcta higiene dental resulta clave para que la boca, los dientes y las encías se conserven sanos.

Los malos hábitos bucales propician con el tiempo la aparición de caries, úlceras, maloclusión o enfermedades periodontales. Abandonar aquellas prácticas que resultan perjudiciales para nuestra salud bucodental es tan factible como necesario. Solo hay que proponérselo y ser constantes.

Hábitos orales que debes erradicar

  • Apretar la mandíbula o rechinar los dientes

Puede ocurrir durante el día o mientras duermes por la noche. Mientras que la presión de apretar a mandíbula es posible que genere abscesos dentales y daños en las encías, el rechinar de dientes provoca su desgaste.

Probablemente tu dentista te recomendará el uso de un protector bucal para usar mientras duermes y aliviar así la presión de tus dientes y encías.

  • Morderte los labios

A priori puede considerarse como una costumbre vinculada con la ansiedad. Sin embargo, desde una perspectiva dental esta acción también puede ser debida a una mordida desalineada. Un tipo de mordida que únicamente ejerce presión sobre unos pocos dientes. Con el tiempo, este mal hábito en ocasiones da lugar a que los dientes se astillen o incluso se rompan.

Para ponerle solución primero es preciso identificar los factores desencadenantes del mismo. También es recomendable practicar ejercicios de relajación muscular progresiva con el objetivo de liberar la tensión de los músculos de la mandíbula.

  • Morderte las uñas

Como el anterior hábito, está vinculado a menudo con la ansiedad y el estrés. Las raíces de los dientes pueden debilitarse con esta costumbre, incrementando la posibilidad de que el hueso de la mandíbula las reabsorba y el diente se caiga. Hay que tener en cuenta también que bajo las uñas hay bacterias que pueden pasar a la boca y afectar a las encías.

Mantenerlas cortas evita a menudo la tentación de morderlas. Cuando la fuerza de voluntad no es suficiente, existen líquidos transparentes y amargos para cubrirlas que quitan las ganas tras contacto con la boca.

  • Morder en el hielo

Aunque puede servir de alivio instantáneo cuando hace mucho calor, la temperatura de congelación del hielo puede dañar la superficie del esmalte dental, originando fracturas o problemas dentales más importantes.

Es cierto que el hielo triturado genera menos impacto en los dientes. No obstante, lo mejor es evitar comer o morder alimentos en estado de congelación.

  • Usar tus dientes como herramientas.

Es bastante común utilizar nuestra dentadura para abrir una bolsa de plástico, cortar un hilo o incluso quitar la chapa metálica que sella el botellín de cerveza. Parece algo intrascendente, pero usar los dientes para algo para lo que no están diseñados conlleva el riesgo rotura o de lesión de la mandíbula.

La única manera de evitarlo es usar siempre para abrir o cortar cualquier objeto el útil indicado para ello, ya sea un abrebotellas, unas tijeras, un cuchillo…

  • Consumir bebidas carbonatadas

Pese a que resultan muy refrescantes, el exceso de ácido carbónico en tu boca erosiona el esmalte de los dientes y puede generar manchas y caries. Los dientes se van desgastando poco a poco.

Como todo en la vida, en la dosis está el veneno. No está mal tomarlas de vez en cuando, pero la mejor opción es optar por bebidas saludables como el agua o los zumos naturales. Estos últimos contienen menos azúcar y ácido carbónico, ambos perjudiciales para tu dentadura.

  • Utilizar cepillos de dientes de cerdas duras

En tu cepillado de dientes habitual, ¿usas cepillos de cerdas duras? Si es así, su efecto puede ser más perjudicial que beneficioso. La dureza de las cerdas podría desgastar el esmalte de los dientes e impulsar la recesión de las encías. Aumentaría así la sensibilidad dental y favorecería la aparición de las encías.

La acumulación de placa se puede llevar a cabo perfectamente con cepillos de cerdas suaves. Así no dañarás ni dientes ni encías.

  • Fumar

Además de ser perjudicial para salud en general, provoca manchas en los dientes y enfermedades en las encías debido a la placa bacteriana. En el peor de los casos, el consumo de tabaco puede dar lugar al cáncer de boca.

Ante estas expectativas tan poco favorables, lo más lógico es que dejes de fumar cuanto antes. En poco tiempo notarás una mejoría generalizada que no querrás perder ya.

El término piercing es uno de esos anglicismos que han calado con fuerza en nuestro idioma. Su significado literal es perforación, aunque se identifica habitualmente con el pendiente o arete que adorna el cuerpo.

 

Los piercings orales son unos de los más populares. Suelen colocarse en la lengua, los labios, el frenillo o incluso en las mejillas. Aunque mucha gente puede considerar estos adornos como algo inocuo y de moda, lo cierto es que su uso implica un riesgo para la salud bucodental.

 

Desde el dolor a la hora de colocarlo hasta el posible rechazo, el riesgo de infección, la inflamación de las encías o los daños en los dientes. Por ello, es importante conocer los riesgos existentes antes de realizarse esta perforación decorativa.

Riesgos principales de los piercings orales

 

  • Daños en boca y dientes

Hacerse un piercing oral por primera vez puede afectar a la manera de hablar y masticar. Acostumbrarse lleva un tiempo. No obstante, a veces estos cambios inesperados no desaparecen nunca.

 

La culpa es del complejo sistema de nervios existente en la boca y alrededores de la cara. Si el piercing golpea por accidente uno de estos nervios puede generar un entumecimiento temporal o incluso daños nerviosos a largo plazo. Cuando esto último ocurre, el gusto y el habla se ven afectados generalmente.

 

Los dientes también tienen un alto riesgo de sufrir daños. La presencia de un piercing en la boca genera a menudo la costumbre de golpear los dientes con el pequeño trozo de metal. Tal constancia incrementa las posibilidades de astillar una pieza dental o provocar su rotura.

 

  • Enfermedad de las encías

Un cuerpo extraño como el piercing puede generar daño a las encías. Es muy habitual que por la posición en la que está colocado presione o tire de los tejidos blandos de la encía produciendo retracciones que dejan la raíz del diente al descubierto. Además puede facilitar la retención de placa bacteriana derivando en gingivitis, periodontitis y otras enfermedades de encías.

 

 

  • Infección

La perforación realizada con ánimo decorativo a veces es causante de infecciones que generalmente son leves, aunque en ocasiones, si no se tratan, derivan en graves.

 

La boca presenta un entorno ideal para que las bacterias se multipliquen y se desarrollen. De ahí que una infección leve pueda terminar convertida en infección grave. Normalmente, las infecciones vienen acompañadas de una serie de síntomas, como por ejemplo, la hinchazón.

 

Síntomas preocupantes de una infección:

Fiebre

Enrojecimiento

Calor

Dolor

Secreción

 

En el momento en que notemos algunos de estos síntomas es fundamental buscar atención médica.

 

Consejos para reducir los riesgos de los piercings en la boca

 

Investigar bien la reputación y medidas de seguridad del establecimiento en el que se va a realizar la perforación. Profesionalidad e higiene son dos requisitos básicos que no se pueden pasar por alto. Antes de dar el paso, todas las preguntas y dudas sobre la colocación del piercing en la boca tienen que ser respondidas con claridad.

 

Limpiar el piercing y la zona cercana. Como ya hemos indicado, la boca contiene numerosas bacterias, las cuales favorecen la aparición de infecciones al colocar un cuerpo extraño como es un piercing. Por ello hay que limpiarlo regularmente. Después de comer es muy importante enjuagarse bien la boca con algún colutorio específico para evitar que queden partículas de comida adheridas al piercing.

 

No jugar constantemente con el pequeño objeto metálico. El golpeteo continuado con dientes y encías puede provocar daños en la boca.

 

Visitar periódicamente al dentista. La higiene bucal y las visitas periódicas al dentista son necesarias para cuidar de la salud bucodental. Cuando se tiene un piercing oral resultan aún más imprescindibles.

 

  • Morderte las uñas

Como el anterior hábito, está vinculado a menudo con la ansiedad y el estrés. Las raíces de los dientes pueden debilitarse con esta costumbre, incrementando la posibilidad de que el hueso de la mandíbula las reabsorba y el diente se caiga. Hay que tener en cuenta también que bajo las uñas hay bacterias que pueden pasar a la boca y afectar a las encías.

Mantenerlas cortas evita a menudo la tentación de morderlas. Cuando la fuerza de voluntad no es suficiente, existen líquidos transparentes y amargos para cubrirlas que quitan las ganas tras contacto con la boca.

  • Morder en el hielo

Aunque puede servir de alivio instantáneo cuando hace mucho calor, la temperatura de congelación del hielo puede dañar la superficie del esmalte dental, originando fracturas o problemas dentales más importantes.

Es cierto que el hielo triturado genera menos impacto en los dientes. No obstante, lo mejor es evitar comer o morder alimentos en estado de congelación.

  • Usar tus dientes como herramientas.

Es bastante común utilizar nuestra dentadura para abrir una bolsa de plástico, cortar un hilo o incluso quitar la chapa metálica que sella el botellín de cerveza. Parece algo intrascendente, pero usar los dientes para algo para lo que no están diseñados conlleva el riesgo rotura o de lesión de la mandíbula.

La única manera de evitarlo es usar siempre para abrir o cortar cualquier objeto el útil indicado para ello, ya sea un abrebotellas, unas tijeras, un cuchillo…

  • Consumir bebidas carbonatadas

Pese a que resultan muy refrescantes, el exceso de ácido carbónico en tu boca erosiona el esmalte de los dientes y puede generar manchas y caries. Los dientes se van desgastando poco a poco.

Como todo en la vida, en la dosis está el veneno. No está mal tomarlas de vez en cuando, pero la mejor opción es optar por bebidas saludables como el agua o los zumos naturales. Estos últimos contienen menos azúcar y ácido carbónico, ambos perjudiciales para tu dentadura.

  • Utilizar cepillos de dientes de cerdas duras

En tu cepillado de dientes habitual, ¿usas cepillos de cerdas duras? Si es así, su efecto puede ser más perjudicial que beneficioso. La dureza de las cerdas podría desgastar el esmalte de los dientes e impulsar la recesión de las encías. Aumentaría así la sensibilidad dental y favorecería la aparición de las encías.

La acumulación de placa se puede llevar a cabo perfectamente con cepillos de cerdas suaves. Así no dañarás ni dientes ni encías.

  • Fumar

Además de ser perjudicial para salud en general, provoca manchas en los dientes y enfermedades en las encías debido a la placa bacteriana. En el peor de los casos, el consumo de tabaco puede dar lugar al cáncer de boca.

Ante estas expectativas tan poco favorables, lo más lógico es que dejes de fumar cuanto antes. En poco tiempo notarás una mejoría generalizada que no querrás perder ya.

 

Traumatismos, fracturas dentales, enfermedad periodontal, factores congénitos o la presencia de caries son algunas de las razones de la pérdida de dientes en los adultos.

La pérdida de piezas dentales de leche resulta un hecho habitual en los niños. Sin embargo, cuando tiene lugar a una edad adulta, precisa de soluciones inmediatas para prevenir que los vacíos generados puedan dar lugar a otras patologías.

Se conoce como edentulismo a la pérdida parcial o total de piezas dentales. Aunque generalmente la sufren las personas de edad avanzada, lo cierto es que puede afectar también a personas de cualquier edad.

Causas de la pérdida de piezas dentales en adultos

Traumatismos y fracturas dentales

Ante un golpe en un diente, este se puede romper quedando una parte del diente dentro o producirse una avulsión, cuando el diente es expulsado por completo de una pieza.

Enfermedades periodontales

La periodontitis o enfermedad de las encías daña las encías y el hueso que sujeta los diente. El avance silencioso de esta enfermedad puede complicar el diagnóstico temprano. Si no se trata a tiempo puede acabar con el soporte de las piezas dentales y hacer que los dientes se muevan. En casos muy avanzadas el diente es irrecuperable y debe extraerse-

Caries

Las infecciones de la boca suponen un riesgo para la salud general del paciente. Al igual que con las enfermedades periodontales, si no se produce una intervención precoz, la carie puede avanzar destruyendo el diente y derivar en la pérdida del mismo.

Causas congénitas

En algunos pacientes observamos que de nacimiento, algunos dientes no llegan nunca a formarse, esto se llama agenesia dentaria, y puede faltar un solo diente o más de uno.

Qué debemos hacer en estos casos

Lo más importante es actuar desde la prevención y no llegar a perder ningún diente. Para ello, desde la Clínica RuizCapillas recomendamos las revisiones periódicas al dentista y realizar una higiene minuciosa en casa. Son los profesionales los que nos pueden indicar cuál es la patología que presentamos y cuál es el tratamiento más adecuado para curarla.

En el caso de que el diente ya se haya perdido, es importante que se reponga lo antes posible. De lo contrario los dientes contiguos se descolocan migrando hacia el hueco y el diente opuesto se extruye ocupando el espacio del diente perdido.

A largo plazo, el hecho de contar con menos dientes de los necesarios, repercute en la capacidad de masticación afectando a la nutrición y la calidad de vida de las personas.

El cepillo interdental es un cepillo de dientes que se utiliza para eliminar los restos de comida y las bacterias que se acumulan entre los espacios de los dientes.

Un 40% de la placa se acumula entre los dientes por ello debemos recurrir a otros productos de higiene oral como seda dental, colutorios o cepillo interdental.

 

¿Para quién son indicados los cepillos interdentales?

 
La retracción de las encías y la pérdida de hueso provocada por la enfermedad periodontal hacen que los espacios entre dientes se ensanchen y el hilo dental quede demasiado holgado, siendo un remedio insuficiente para eliminar toda la suciedad.
 
Los cepillos interdentales se recomiendan a estas personas como complemento al cepillado clásico. Los pacientes que tienen implantes dentales o que padecen una enfermedad periodontal suelen tener este tipo de problemas.
 

¿Se complementa o sustituye a la seda dental?

 
La seda dental es un complemento muy importante para eliminar la suciedad acumulada entre las piezas dentales, pero ¿debemos utilizar siempre la seda dental? La elección de seda o cepillo interdental vendrá determinada por las dimensiones del hueco que tengamos entre las piezas. Asimismo, de esto también dependerá la elección del tamaño del cepillo interdental.
 
La seda dental está indicada para espacios pequeños entre los dientes, en los que la encía cubre todo el hueco, sin embargo, el cepillo interproximal es la mejor opción cuando queremos eliminar la suciedad acumulada en espacios más grandes donde la seda dental es insuficiente.

Estudios realizados sobre la materia indican que una de cuada cuatro personas con apnea obstructiva del sueño padece también bruxismo.

Si en anteriores artículos del blog hemos descrito las causas más habituales que dan lugar al bruxismo o rechinamiento de dientes, en este hablaremos de la relación existente entre la apnea del sueño y el bruxismo.

La apnea del sueño es una afección en la que los músculos de la garganta obstruyen las vías respiratorias, así como los conductos nasales. El resultado es que se produce un alto en la respiración durante varios periodos de tiempo a lo largo de la noche. Según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, casi una de cada cuatro personas con apnea obstructiva del sueño rechina los dientes por la noche. Y son los hombres los más propensos a verse afectados por esta situación.

Síntomas comunes de la apnea del sueño y del bruxismo en adultos

Despertarse a menudo con dolores de cabeza, de oído, sensación de cansancio, con los músculos de la mandíbula tensos o con los dientes sensibles, lo más probable es que padezcamos de bruxismo. También es habitual que se  manifieste con el desgaste de los dientes o cambios en la forma de los mismos.

La apnea del sueño, en cambio, es algo más difícil de detectar. No obstante, ciertos signos comunes de la apnea del sueño son:

  • Roncar con fuerza
  • Sensación de cansancio, incluso después de una noche completa de sueño y tener una somnolencia diurna excesiva (hipersomnio)
  • Dificultad para permanecer dormido (insomnio)
  • Despertar con la boca seca, dolor de garganta o dolor de cabeza
  • Despertarse a veces jadeando o con falta de aire
  • Despertarse a menudo para ir al baño
  • Problemas de atención, concentración y memoria
  • Mayor irritabilidad y cambios de humor

Síntomas comunes de la apnea del sueño y del bruxismo en niños

Los niños también experimentan síntomas de apnea del sueño y bruxismo. Curiosamente, muchos de estos síntomas son similares a los del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), como pueden ser:

  • Dificultad de aprendizaje
  • Falta de atención
  • Bajo rendimiento escolar

Algunos de los indicios a los que hay que prestar atención en los niños para ver si padecen apnea pueden ser:

  • Ronquidos
  • Somnolencia diurna excesiva
  • Respiración bucal intensa, tanto despiertos como dormidos
  • Pausas repetidas en la respiración durante el sueño
  • Mojar la cama

 

Riesgos generados por la apnea del sueño y bruxismo constantes

Aquellos casos a los que no se les presta la atención necesaria pueden derivar en problemas de salud graves, como diabetes de tipo 2, reflujo ácido, mala función inmunitaria, pérdida de memoria y mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o una insuficiencia cardíaca.

Aparte de los síntomas de dolor y cansancio de la mandíbula, dolores de cabeza y sensibilidad dental, el rechinar de dientes nocturno puede romper, aflojar o desgastar con el tiempo los dientes, el esmalte, las coronas y los empastes.

 

Recomendaciones para aliviar la apnea del sueño y el bruxismo

  • Controlar los niveles de estrés. El bruxismo es especialmente una respuesta al estrés y la ansiedad.
  • Adelgazar y mantener un peso saludable. La obesidad incrementa la probabilidad de obstrucción de las vías respiratorias y estrechamiento de los conductos nasales.
  • Limitar el consumo de alcohol. El alcohol relaja los músculos de la garganta, provocando ronquidos y la interrupción del ciclo de sueño. Por si fuera poco, contribuye a la inflamación de las vías respiratorias, bloqueando la respiración.
  • Tratar de no comer al menos 2-3 horas antes de acostarse.
  • Dejar de fumar. El tabaco provoca inflamación e hinchazón en la garganta.
  • Evitar la cafeína después del mediodía.
  • Cambiar de posición al dormir. Dormir boca arriba relaja los músculos de la garganta, lo que restringe el flujo de aire.
  • Mantener un horario de sueño constante, acostándose y despertándose a las mismas horas todos los días.
  • Hacer ejercicio a diario.

 

Si estos cambios en el estilo de vida no mejoran el sueño, algunos de los tratamientos habituales para la apnea del sueño y el bruxismo son la medicación, la cirugía o el uso de aparatos bucales para reposicionar la mandíbula o la lengua y mantener abiertas las vías respiratorias mientras se duerme. La colocación de

Nuestra limpieza diaria de dientes es nuestra mejor defensa frente a las enfermedades bucodentales, pero aún manteniendo una buena higiene dental puede haber ocasiones en que se acumule placa o sarro en determinadas zonas.

¿Es recomendada una limpieza para personas que cepillan sus dientes a diario?

Esta rutina diaria no evita al 100% que se acumule placa o sarro en determinadas zonas. La limpieza dental profesional realizada por un higienista dental tiene como objetivo eliminar la placa, el sarro y las manchas que se han acumulado en los dientes.
Por ello, la limpieza profesional de los dientes es una parte crucial de una buena higiene bucal y es necesaria periódicamente para mantener la salud de sus dientes y encías.

¿Cada cuánto tiempo puedo realizarme una limpieza?

La mayoría de los dentistas recomiendan realizar una limpieza profesional de los dientes cada 6-12 meses para reducir la probabilidad de que la enfermedad periodontal progrese. Esta recomendación no es aplicable a todos los casos y dependerá de los hábitos de cada persona, de su buen uso del cepillo o la seda dental. En la revisión periódica, el dentista analizando su caso podrá recomendar un tiempo idóneo entre limpiezas.

¿En qué consiste la limpieza bucal?

Las limpiezas dentales están diseñadas para eliminar la placa, las manchas y los depósitos de sarro que se han acumulado en los dientes con el tiempo. La placa es una película pegajosa y blanda que contiene millones de bacterias. Estas bacterias que se encuentran en la placa son las que causan la enfermedad de las encías y la caries dental, al ser blanda se puede eliminar con las técnicas de limpieza en casa, como el cepillado después de cada comida y el uso del hilo dental
En cambio, el sarro, o cálculo dental, es un depósito duro y calcificado que se forma a partir de la placa cuando esta no se elimina correctamente. Esto ya no se puede eliminar en casa por parte del paciente. Las clínicas dentales utilizamos instrumentos especializados para eliminar suavemente estos depósitos sin dañar los dientes.  La herramienta que se suele utilizar para limpiar los dientes es un instrumento ultrasónico, este aparato utiliza suaves vibraciones para aflojar los trozos de sarro más grandes.
Una vez desprendidos los trozos de sarro más grandes, el dentista puede utilizar instrumentos manuales más finos. Estas herramientas, a menudo denominadas curetas o escaladores, están diseñadas para eliminar los depósitos más pequeños de los dientes y alisar las superficies dentales. Una vez que las superficies de los dientes están limpias, la higienista pulirá los dientes. Utilizando cepillos especiales y pastas abrillantadoras eliminamos las manchas y dejamos suaves los dientes.

¿El exceso de limpiezas dentales desgasta los dientes?

A veces, algunos pacientes preguntan si las limpiezas dentales desgastan el esmalte. La respuesta rápida es que no desgastan el esmalte ni hacen que sea más frágil, siendo necesarias siempre que se acumula sarro. Como cualquier tratamiento o rutina no hay que abusar de ella. En cualquier caso será el dentista el que valorará siempre la idoneidad de realizarla y la frecuencia.
Si la acumulación de placa y sarro es constante puede ser recomendable que el dentista nos explique como cepillarnos correctamente en casa para evitar esos problemas
Si tienes cualquier duda sobre este u otros temas, ya sabéis que estamos a vuestra disposición

El consumo de bebidas deportivas, las barritas energéticas o apretar los dientes mientras se practica ejercicio pueden afectar a la salud dental de los corredores.

 

Correr se ha convertido en una práctica deportiva la cual, conforme pasan los años, va ganando cada día más adeptos. Sus beneficios para mejorar la salud física y mental son indiscutibles. Sin embargo, dicha práctica también puede aumentar la vulnerabilidad respecto a determinados riesgos vinculados a la salud bucodental.

A veces, los deportistas notan molestias o dolor en los dientes mientras corren. Puede tratarse de una señal que indica que el esmalte de sus dientes se ha desgastado, dejando expuesta la dentina subyacente. En estos casos, las bebidas frías o el viento favorecen esa sensibilidad al correr. Los practicantes de este deporte suelen experimentar problemas bucodentales debidos a:

 

Consumo de bebidas deportivas

Sirven para rehidratar a los corredores tras duros entrenamientos, carreras o competiciones de lo más variado. El problema radica en que el consumo de bebidas azucaradas debilita el esmalte. Al reblandecer, los dientes son más vulnerables a la sensibilidad y las caries. Para reducir el riesgo lo mejor es beber agua u otro tipo de bebidas menos ácidas.

Respiración bucal

Los corredores precisan de importantes cantidades de oxígeno para alimentar a sus músculos. Su tendencia es respirar más por la boca que la mayoría de la gente. Cuando se convierte en habitual, la boca acaba resecándose y generando un entorno propicio para las bacterias que provocan las caries. Es posible evitarlo bebiendo mucha agua y centrándose en respirar por la nariz todo lo que le sea posible.

Consumo de determinados alimentos

Las barritas de proteínas densas, los chicles pegajosos y los alimentos crujientes pueden dañar los dientes y las reconstrucciones. Los corredores deben evitar los frutos secos duros y los alimentos procesados densos. Los tentempiés naturales más suaves resultarán mejore para su estómago y dientes.

Uso de los dientes como herramientas

Durante una carrera es habitual que los corredores abran las barritas energéticas y los tentempiés con los dientes. Aunque no lo parezca, esta acción supone una típica causa de fracturas dentales. Para evitarlo lo mejor es envasar los tentempiés en bolsas con cierre fácil que se puedan abrir con un mínimo esfuerzo.

Bruxismo

Los corredores más competitivos suelen apretar las mandíbulas y rechinar los dientes por la noche o durante las sesiones de velocidad más duras. Con el tiempo, esto puede desgastar el esmalte de los dientes y generar un doloroso trastorno de la articulación temporomandibular. Si no quieren que tal inconveniente tenga lugar, deben esforzarse en relajar la cara mientras entrenan o compiten. Cuando los problemas se producen por la noche, un profesional de la odontología puede crear un protector bucal a medida para evitar que se dañes los dientes mientras duermen.

Aunque las carillas dentales son muy resistentes, existe un cierto grado de fragilidad. Requieren cuidados concretos en función del material utilizado.

Las sonrisas no siempre tienen dientes en las condiciones más óptimas. Decoloración, grietas u otras imperfecciones de los dientes reducen el brillo de un gesto tan natural como necesario. Algo que tuvo muy en cuenta el dentista californiano Charles Pincus cuando en la década de los treinta del pasado siglo inventó las carillas dentales para mejorar el aspecto de las estrellas de Hollywood.

Nació así la mítica “sonrisa de Hollywood” con la que actores y actrices iluminaron los sueños del común de los mortales. El adhesivo para dentaduras fue la efímera fijación utilizada para rodar unas jornadas o acudir eventos sociales. Con el paso de los años, la evolución tecnológica permitió que ya desde 1982 las carillas dentales pudieran unirse permanentemente a los dientes.

A día de hoy, los avances realizados en la materia han mejorado considerablemente la calidad de las mismas. No obstante, a pesar de su gran resistencia, su escaso grosor les otorga un cierto grado de fragilidad. Si queremos que se mantengan en perfecto estado durante el máximo tiempo posible tendremos que realizar ciertos cuidados básicos.

 

Mantenimiento de las carillas dentales

 

Cepillado de dientes

A la hora de cepillarnos los dientes (lo ideal es hacerlo, siempre que se pueda, después de cada comida) debemos utilizar un cepillo de dientes de cerdas suaves, así como una pasta dental no abrasiva.

Una higiene bucal adecuada no sólo limpia y protege las carillas, también reduce el riesgo de padecer enfermedades de las encías, lo que evitará que éstas se retraigan y expongan el borde superior de las carillas.

 

Cuidado con lo que se mastica

Aunque las carillas dentales son muy resistentes, hay que tener cuidado, igual que con los dientes naturales, que en ocasiones también se rompen. Por ello, es recomendable no morder objetos muy duros, como bolígrafos, hielos, patas de marisco o huesos. Aunque es poco probable, las carillas pueden astillarse si se muerden este tipo de objetos.

Alimentos pegajosos como los chicles o los caramelos pueden, en algunos casos, propiciar un riesgo de despegue o rotura de las carillas dentales.

Precaución con las manchas

 En el caso de las carillas de composite, algunos alimentos pueden alterar su color. Igual, por cierto, que les ocurre a las piezas dentales naturales. Así que es necesario ser muy cuidadosos con el consumo de alimentos con mucho colorante o bebidas como el café, el vino tinto, los refrescos o la salsa de soja.

Este problema no lo sufren las carillas hechas de porcelana, ya que este material no sufre decoloración con el paso del tiempo. Cada paciente debe estudiar bien cuál le interesa más, contando siempre, por supuesto, con la imprescindible asesoría de un profesional.

 

Advertencia a los bruxistas

Aquellas personas que rechinan los dientes deben asegurarse de informar a su dentista, si no lo sabe ya. El bruxismo puede ejercer una gran presión sobre los dientes, llegando incluso a dañar las carillas (así como los dientes naturales), por lo que es posible que tengan que usar un protector de mordida. Les ayudará a reducir la tensión ejercida sobre los dientes mientras duermen.

Además de seguir estos interesantes consejos, en la Clínica Ruiz-Capillas recomendamos siempre la visita periódica al dentista para que compruebe que las carillas están en las condiciones adecuadas o para, en caso contrario, poner solución al problema.