Los dolores vinculados a la articulación temporomandibular suelen ser transitorios y pueden combatirse con atención autoadministrada o tratamientos no quirúrgicos.

La articulación temporomandibular (ATM), está compuesta por dos articulaciones, una a cada lado de la mandíbula, que con su movimiento sincronizado conectan esta al cráneo. Las molestias que surgen en la disfunción temporomandibular pueden producir dolor tanto en la articulación como en los músculos que controlan su movimiento.

No resulta fácil establecer cuál es la causa exacta del trastorno de la articulación temporomandibular. Su origen puede encontrarse en la genética del paciente, en una lesión o traumatismo de la mandíbula, en la artritis… Un elevado porcentaje de los dolores de cabeza están originados por disfunciones de la articulación mandibular, y muchos de ellos están relacionados con el bruxismo, del que ya hablamos en otros artículos. El bruxismo es un hábito o parafunción generada por el roce o apretamiento continuado de unos dientes contra otros que suele producirse mientras se duerme. No obstante, son también numerosas las personas que, a pesar de rechinar los dientes, nunca desarrollan trastornos de la ATM.

Lo más habitual es que las molestias y dolores asociados a la ATM tengan un carácter temporal y puedan mitigarse mediante atención autoadministrada o tratamientos no quirúrgicos. Los tratamientos quirúrgicos serán necesarios únicamente cuando las otras medidas tomadas no hayan solucionado las molestias.

Síntomas de los trastornos de la articulación temporomandibular

  • Dificultades o dolores a la hora de masticar.
  • Gran sensibilidad al tacto en la mandíbula.
  • Fuerte dolor en el interior del oído o bien a su alrededor.
  • Dolores en una de las articulaciones temporomandibulares o en las dos a la vez.
  • Intenso dolor en la cara
  • Dolores de cabeza de tipo tensional
  • Dificultades para abrir o cerrar la boca

¿Por qué se producen las molestias de la articulación temporomandibular?

La ATM mezcla la acción de bisagra con movimientos deslizantes. Durante la articulación, las partes de los huesos que intervienen en ella están recubiertas de cartílago y separadas por un pequeño disco o menisco encargado de absorber los golpes. Gracias a ello el movimiento suele ser suave.

Las molestias en la articulación temporomandibular suelen aparecer por una contractura muscular cuando apretamos o rechinamos los dientes sobrecargando esa musculatura. Primero se contractura la musculatura propia de la articulación, pero si la sobrecarga se prolonga en el tiempo la contractura se amplía a la zona de la cabeza, del cuello y de los hombros.

En otros casos la causa es que el disco del que acabamos de hablar sufre erosión o bien se desplaza fuera de su posición adecuada. También aparecen cuando el cartílago de la articulación padece los efectos de la artritis o la misma articulación ha sido dañada por un golpe. Bocas con una ordenación o encaje incorrecto, o con restauraciones mal realizadas pueden generar trastornos en la articulación que dan lugar a chasquidos a la apertura y cierra, produciendo en muchos casos bastante dolor. No obstante, en muchas ocasiones el origen de las molestias es desconocido.

Factores de riesgo

Lo posibilidad de sufrir molestias y dolores en la articulación temporomandibular es mayor cuando existen lesiones en la mandíbula, diferentes tipos de artritis o bruxismo crónico.

Como siempre recomendamos en la Clínica Ruiz-Capillas, la visita regular al dentista, al menos dos veces al año, permite descubrir y atajar con rapidez los problemas existentes. En este caso, dolores de cabeza o cuellos frecuentes, un dolor o sensibilidad continua en la mandíbula o la imposibilidad de abrirla o cerrarla por completo suponen un síntoma decisivo para buscar ayuda profesional.