¿Cuáles son los riesgos asociados a los piercings en la boca?

El término piercing es uno de esos anglicismos que han calado con fuerza en nuestro idioma. Su significado literal es perforación, aunque se identifica habitualmente con el pendiente o arete que adorna el cuerpo.

 

Los piercings orales son unos de los más populares. Suelen colocarse en la lengua, los labios, el frenillo o incluso en las mejillas. Aunque mucha gente puede considerar estos adornos como algo inocuo y de moda, lo cierto es que su uso implica un riesgo para la salud bucodental.

 

Desde el dolor a la hora de colocarlo hasta el posible rechazo, el riesgo de infección, la inflamación de las encías o los daños en los dientes. Por ello, es importante conocer los riesgos existentes antes de realizarse esta perforación decorativa.

Riesgos principales de los piercings orales

 

  • Daños en boca y dientes

Hacerse un piercing oral por primera vez puede afectar a la manera de hablar y masticar. Acostumbrarse lleva un tiempo. No obstante, a veces estos cambios inesperados no desaparecen nunca.

 

La culpa es del complejo sistema de nervios existente en la boca y alrededores de la cara. Si el piercing golpea por accidente uno de estos nervios puede generar un entumecimiento temporal o incluso daños nerviosos a largo plazo. Cuando esto último ocurre, el gusto y el habla se ven afectados generalmente.

 

Los dientes también tienen un alto riesgo de sufrir daños. La presencia de un piercing en la boca genera a menudo la costumbre de golpear los dientes con el pequeño trozo de metal. Tal constancia incrementa las posibilidades de astillar una pieza dental o provocar su rotura.

 

  • Enfermedad de las encías

Un cuerpo extraño como el piercing puede generar daño a las encías. Es muy habitual que por la posición en la que está colocado presione o tire de los tejidos blandos de la encía produciendo retracciones que dejan la raíz del diente al descubierto. Además puede facilitar la retención de placa bacteriana derivando en gingivitis, periodontitis y otras enfermedades de encías.

 

 

  • Infección

La perforación realizada con ánimo decorativo a veces es causante de infecciones que generalmente son leves, aunque en ocasiones, si no se tratan, derivan en graves.

 

La boca presenta un entorno ideal para que las bacterias se multipliquen y se desarrollen. De ahí que una infección leve pueda terminar convertida en infección grave. Normalmente, las infecciones vienen acompañadas de una serie de síntomas, como por ejemplo, la hinchazón.

 

Síntomas preocupantes de una infección:

Fiebre

Enrojecimiento

Calor

Dolor

Secreción

 

En el momento en que notemos algunos de estos síntomas es fundamental buscar atención médica.

 

Consejos para reducir los riesgos de los piercings en la boca

 

Investigar bien la reputación y medidas de seguridad del establecimiento en el que se va a realizar la perforación. Profesionalidad e higiene son dos requisitos básicos que no se pueden pasar por alto. Antes de dar el paso, todas las preguntas y dudas sobre la colocación del piercing en la boca tienen que ser respondidas con claridad.

 

Limpiar el piercing y la zona cercana. Como ya hemos indicado, la boca contiene numerosas bacterias, las cuales favorecen la aparición de infecciones al colocar un cuerpo extraño como es un piercing. Por ello hay que limpiarlo regularmente. Después de comer es muy importante enjuagarse bien la boca con algún colutorio específico para evitar que queden partículas de comida adheridas al piercing.

 

No jugar constantemente con el pequeño objeto metálico. El golpeteo continuado con dientes y encías puede provocar daños en la boca.

 

Visitar periódicamente al dentista. La higiene bucal y las visitas periódicas al dentista son necesarias para cuidar de la salud bucodental. Cuando se tiene un piercing oral resultan aún más imprescindibles.

 

  • Morderte las uñas

Como el anterior hábito, está vinculado a menudo con la ansiedad y el estrés. Las raíces de los dientes pueden debilitarse con esta costumbre, incrementando la posibilidad de que el hueso de la mandíbula las reabsorba y el diente se caiga. Hay que tener en cuenta también que bajo las uñas hay bacterias que pueden pasar a la boca y afectar a las encías.

Mantenerlas cortas evita a menudo la tentación de morderlas. Cuando la fuerza de voluntad no es suficiente, existen líquidos transparentes y amargos para cubrirlas que quitan las ganas tras contacto con la boca.

  • Morder en el hielo

Aunque puede servir de alivio instantáneo cuando hace mucho calor, la temperatura de congelación del hielo puede dañar la superficie del esmalte dental, originando fracturas o problemas dentales más importantes.

Es cierto que el hielo triturado genera menos impacto en los dientes. No obstante, lo mejor es evitar comer o morder alimentos en estado de congelación.

  • Usar tus dientes como herramientas.

Es bastante común utilizar nuestra dentadura para abrir una bolsa de plástico, cortar un hilo o incluso quitar la chapa metálica que sella el botellín de cerveza. Parece algo intrascendente, pero usar los dientes para algo para lo que no están diseñados conlleva el riesgo rotura o de lesión de la mandíbula.

La única manera de evitarlo es usar siempre para abrir o cortar cualquier objeto el útil indicado para ello, ya sea un abrebotellas, unas tijeras, un cuchillo…

  • Consumir bebidas carbonatadas

Pese a que resultan muy refrescantes, el exceso de ácido carbónico en tu boca erosiona el esmalte de los dientes y puede generar manchas y caries. Los dientes se van desgastando poco a poco.

Como todo en la vida, en la dosis está el veneno. No está mal tomarlas de vez en cuando, pero la mejor opción es optar por bebidas saludables como el agua o los zumos naturales. Estos últimos contienen menos azúcar y ácido carbónico, ambos perjudiciales para tu dentadura.

  • Utilizar cepillos de dientes de cerdas duras

En tu cepillado de dientes habitual, ¿usas cepillos de cerdas duras? Si es así, su efecto puede ser más perjudicial que beneficioso. La dureza de las cerdas podría desgastar el esmalte de los dientes e impulsar la recesión de las encías. Aumentaría así la sensibilidad dental y favorecería la aparición de las encías.

La acumulación de placa se puede llevar a cabo perfectamente con cepillos de cerdas suaves. Así no dañarás ni dientes ni encías.

  • Fumar

Además de ser perjudicial para salud en general, provoca manchas en los dientes y enfermedades en las encías debido a la placa bacteriana. En el peor de los casos, el consumo de tabaco puede dar lugar al cáncer de boca.

Ante estas expectativas tan poco favorables, lo más lógico es que dejes de fumar cuanto antes. En poco tiempo notarás una mejoría generalizada que no querrás perder ya.