En el despacho de Arturo Ruiz-Capillas, junto a recuerdos que denotan pasión por su familia, numerosos títulos en las paredes -postgrado en la Universidad sueca de Gotemburgo o estudios en la Universidad del Sur de California en USA- e infinidad de revistas de medicina que revelan su profesión, observo el ir y venir de un equipo en el que conviven todas las especialidades de la odontología.

Cuatro dentistas, un cirujano plástico, siete auxiliares de clínica, tres administrativos, y tres técnicos de laboratorio, dieciocho profesionales que funcionan como un conjunto de piezas, todo ordenado, al milímetro, para afrontar cualquier afección dental que se presente.

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